
Hieronymi Pradi et Ioannis
Baptistae Villalpandi e Societate Iesu in Ezechielem explanationes et apparatus
urbis, ac Templi Hierosolymitani: comentariis et imaginibus illustratus opus
tribus tomis distinctum.-
Romae: Carolus
Vulliettus: Typis Illefonsi Ciacconij, 1596 (1604).
JERÓNIMO
DE PRADO Y VILLA
Estamos ante un libro ilustrado de gran calidad tipográfica. Se basa en
el comentario exegético del
Libro de
Ezequiel,
trabajo conjunto de los jesuitas Jerónimo de Prado y Juan Bautista
Villalpando. Esta obra supone un hito en el estudio de la arqueología
bíblica y, junto con la
Biblia
Regia,
una de las
publicaciones de la Contrarreforma más destacada de finales del siglo
XVI.
Jerónimo del Prado, nacido en Baeza en 1547, además de teólogo y exegeta
fue escultor y ocupó la cátedra de Sagrada Escritura en la universidad
biaecense durante los cursos 1572-1574 y 1578-1579, y en Córdoba durante
los años 1583-1592. Se trasladó a Roma en 1592; allí, junto con
Villalpando, se dedicó a la revisión del In Ezechielem y la
supervisión de la impresión de la obra. Por otro lado, Juan Bautista
Villalpando fue discípulo de Herrera. Ambos autores mezclaron sus
conocimientos teológicos y filológicos con la actividad artística, como
demuestra su intervención en la catedral y en el Colegio de los Jesuitas
de Baeza.
Los
capítulos 40, 41 y 42 del Libro de Ezequiel son los correspondientes al
templo de Salomón y fueron los estudiados especialmente por Villalpando. Entre
los comentaristas bíblicos, la descripción del templo de Jerusalén fue un tema
frecuente y a menudo ilustraron su comentario con diseños más o menos acertados,
como ocurrió en el caso del estudio de Ricardo de San Victor In visionem
Ezechielis, en siglo XII.
Casi
a comienzos del siglo XIV, encontramos las Postillae de Nicolás de Lyra,
basada en la Vulgata, en textos hebreos y en la obra de Maimónides.
Contemporánea de la interpretación de Villalpando es la que incluye Arias
Montano en el tomo III de la Biblia Regia, que difiere al considerar que
el templo descrito por Ezequiel no corresponde con el de Salomón.
Los
dibujos que ilustran los comentarios de Jerónimo de Prado y Juan Bautista
Villalpando fueron presentados a Felipe II por el propio Herrera, lo que
ocasionó que el Rey propiciara su impresión en Roma adelantando los recursos
necesarios. En opinión de algunos, el patrocinio real obedeció a la relación que
subyace con el Escorial, otro templo de Salomón según el P. Sigüenza.
Los
diseños arquitectónicos presentes en el tomo III conjugan lo bíblico y cristiano
con los elementos esenciales de la arquitectura clásica. De esta forma, los
autores se proponen demostrar que, de acuerdo con las Sagradas Escrituras, todas
las dimensiones y medidas del templo de Jerusalén concuerdan con los cánones
vitrubianos, y que la arquitectura clásica deriva de dicho templo, construido
por inspiración divina. Los dibujos ofrecen el interés de haber sido fuente de
inspiración para el manierismo tardío y contrarreformista.
La
belleza tipográfica de la obra se debe a Luigi Zanetti y Carlos Vuglieto. Este
último actuó asociado al biacense Alfonso Chacón que había obtenido en 1597 de
Villalpando el traspaso del privilegio de impresión y los derechos comerciales
de toda la obra, y, de hecho, son también los tipógrafos de la
Vitae et gesta Pontificum del propio Alfonso
Chacón. (M.
D. Rincón González)
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